Érase una vez un lobo que era muy malo y siempre su mamá le regañaba.
Un día jugando en el salón al fútbol le dio una patada al balón y con muy mala puntería rompió un recuerdo de la madre de su mamá.
Entonces se enfadó mucho y lo castigó en su cuarto hasta que un día se fue a dar una vuelta y se encontró con un lobo bueno y le dijo que se tenía que portar bien.
Le hizo caso y ya no volvió a ofender a su mamá.
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