Había una vez un niño que jugaba en la casa de la abuela hasta que tiró un bombazo que su pelota se cayó a los matorrales.
El niño lloró hasta que su abuelo fue a los matorrales a coger la comida que quedaba y se pinchó. Se resbaló y miró y fue la pelota de su nieto.
Se la dio y se puso muy contento.
FIN.
AUTOR: ALEJANDRO G.
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